Juan
Carrasco, delegado de CGT, fue despedido el pasado 29 de enero por la empresa
Serunion, perteneciente al grupo francés Elior. Esta multinacional explota las
concesiones administrativas de los servicios de cafeterías, cocinas, comedores
de colegios, hospitales y otros organismos e instituciones públicas. En todo el
estado cuenta con una plantilla de unos 17.000 trabajadores.
Su
despido es un claro ejemplo de represión de los derechos sindicales. Es la
tercera vez que intentan silenciarle por la acción sindical que desarrolla
dentro de la empresa, que quiere acabar como sea con un sindicalismo que
rechaza por completo los despidos, EREs, ERTEs o cualquier tipo de recortes en
las condiciones laborales de la plantilla. En el año 2007 sufrió el primer
ataque, con una sanción de suspensión de empleo. La dirección de Serunion fue
condenada por el juzgado a abonar todo el salario dejado de percibir durante la
sanción. Continuó el acoso, y siete meses más tarde la empresa le despidió. Una
vez más y después de una extensa campaña de denuncia, el despido fue revocado
por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, declarándolo nulo por
“violación de los derechos fundamentales a la libertad sindical y de
indemnidad” volviendo a condenar a Serunion-Elior y obligándoles esta vez a su
readmisión inmediata, a abonarle los salarios y a ser indemnizado además por
dos años de despido injusto. Ahora quieren hacer exactamente lo mismo.
En
el mes de noviembre del año pasado, y con la excusa de la crisis, Serunion
chantajeó a los trabajadores: o aceptaban un ERTE o despediría a quince
trabajadores de los centros de trabajo que explota en Málaga. Inicialmente, la
empresa consiguió dividir a la plantilla por centros de trabajo, proponiendo
distintas medidas de ajuste centro por centro y así enfrentando unos
trabajadores con otros. Pero el 18 de enero en una asamblea general de
trabajadores donde Juan Carrasco intervino como delegado de la sección sindical
de CGT, explicó que Serunion había obtenido en 2011 una facturación de 333
millones de euros, que además está en plena expansión, aumentando su volumen de
negocio, siendo beneficiaria de cada vez más concesiones de la administración
pública y que, por tanto, no había ninguna razón para estas medidas y que los
trabajadores tenían que oponerse a ellas con la unidad de los sindicatos, el
comité de empresa y los trabajadores. La inmensa mayoría de la asamblea acogió
estos planteamientos y no se aceptaron las medidas. Inmediatamente después
volvieron a despedir a Juan Carrasco, esta vez camuflando la represión sindical
con la nueva reforma laboral del PP.
La
clase trabajadora estamos pagando la crisis capitalista. Parece que la crisis
es la excusa perfecta para que las empresas, incluso las que no tienen ningún
problema económico, ataquen a los trabajadores para mantener e incluso aumentar
sus beneficios a costa de nuestros salarios y derechos. Cuando los trabajadores
intentamos defendernos, la represión es la respuesta.
El
caso de Juan no es el único en la
provincia de Málaga. Por ejemplo, MERCADONA ha despedido al compañero Francis
por crear la sección sindical de CGT en la empresa; el Hotel Coso Viejo de
Antequera también despidió a la compañera Isabel por reclamar que la empresa le
dé el alta en la Seguridad Social. Como hemos venido explicando desde CGT, el
gobierno del PP ha entregado con la contrarreforma laboral los medios para que
las empresas apliquen estos abusos y parece que no quiere dejar pasar esta
oportunidad sin intentarlo.
Las
empresas intentar socavar la unidad y firmeza de los trabajadores para que no
impidamos sus planes. Estos despidos son el primer paso para generalizar las
medidas contra los trabajadores. Incluso más allá del papel que puedan jugar
los compañeros como sindicalistas honrados y honestos, con su despido las
empresas pretenden acabar con algo más importante: la unidad de los
trabajadores para evitar que rechacemos los despidos, los recortes salariales,
los abusos y la pérdida de derechos. Y esto es lo que nos espera si lo
consiguen.
Desde
el despido de Juan Carrasco, además de las correspondientes medidas legales, la
CGT de Serunion está desarrollando una amplia campaña informando a todos los
sindicalistas, trabajadores, clientes y ciudadanía en general de estos despidos
con reparto de hojas informativas en los diferentes centros de trabajo, así
como carteles, pancartas, concentraciones, etc., además de envío de
resoluciones a la dirección de la empresa, mediante faxes y correos
electrónicos exigiendo la inmediata readmisión. Se han recibido desde que se
puso en marcha la campaña cientos de resoluciones de sindicalistas,
organizaciones políticas, comités de empresa y secciones sindicales.
Los
trabajadores y trabajadoras no tenemos más que nuestro trabajo para poder
sustentar a nuestras familias. Parece que a pesar de los beneficios millonarios
las empresas nos quieren arrebatar hasta eso.
El único camino que nos queda a los trabajadores es la unidad y la
defensa firme de lo que es razonable: no se puede poner en peligro el pan de
nuestros hijos solo por aumentar los beneficios millonarios de unos pocos.
Ya
hemos conseguido la readmisión de la compañera Isabel del Hotel Coso Viejo
uniendo nuestras fuerzas y presionando. Desde CGT pedimos el apoyo y
solidaridad esta vez con el compañero Juan Carrasco acudiendo a la
concentración en la Ciudad de la Justicia el día 19 de noviembre a las 9 de la
mañana al juicio contra su despido.
Como
hemos demostrado, podemos conseguir, si estamos unidos mantener nuestros
trabajos y salarios. La readmisión de Juan significaría un duro golpe a los
empresarios y banqueros de este país, que con el PP a la cabeza, quieren hacer
pagar a los trabajadores la crisis que ellos mismos han provocado.