El 24 de febrero se
celebró el juicio por el despido de Juan Carrasco, veterano activista de la
izquierda y delegado de CGT en Serunión (Málaga), una empresa hostelera que
explota concesiones de cafeterías, comidas y demás servicios en colegios y
hospitales en todo el estado y que le echó por segunda vez fruto de su
actividad política y sindical. Un nutrido grupo de trabajadores y trabajadoras,
de sindicalistas y jóvenes, y representantes de organizaciones obreras de la
ciudad, acudimos a apoyarle desde primera hora y nos mantuvimos concentrados a
las puertas del juzgado. Cuando empezó el juicio, la sala se abarrotó.
Entrevistamos a Juan para que nos explique la situación en la que se encuentra,
la campaña a favor de su readmisión y el desarrollo del juicio.
— Se
ha organizado en Málaga una amplia campaña por tu readmisión. ¿Cómo ha sido?
¿Crees que ha sido útil?
Juan Carrasco.— Estamos muy
satisfechos de la campaña y la respuesta de la gente ha sido maravillosa. Creo
que es importante señalar que todo esto va más allá de mi readmisión en la
cafetería del Hospital Civil de Málaga. Es una campaña en defensa de nuestros
derechos sindicales como trabajadores, sin los cuales estamos a merced de las
decisiones de las direcciones de las empresas. Si me han despedido es porque
defendí en el seno de la plantilla que no se debían aceptar las bajadas
salariales, las reducciones de jornada forzosas, ni por supuesto los despidos.
Defendí que los trabajadores no teníamos culpa de la crisis, que servía de
excusa para todas estas medidas. Además, Serunión sigue teniendo grandes
beneficios, como para encima querer arrebatarnos más a los que menos tenemos.
Estos planteamientos tuvieron eco entre mis compañeros que no aceptaron los
ataques. Días después me despidieron.
El éxito de la campaña, la repercusión que hemos tenido, que muchos trabajadores en Málaga pregunten por mi caso o que incluso el día del juicio la gente que vino a apoyarme no cupiera en la sala, es fruto de que muchos trabajadores se sienten identificados con la situación de ataques y represión en Serunión. Está habiendo una oleada de despidos y hay cientos de juicios todos los días por esta razón. La campaña ha sido muy útil de cara al juicio y ha tenido efectos evidentes ya que pone de manifiesto que se puede plantar cara ante un atropello empresarial. Muchos trabajadores miran con atención mi caso, como han mirado la huelga indefinida de los basureros de Madrid o a los compañeros de Limasa en Málaga. Aceptar los ataques, pactar EREs, ERTEs, despidos o el deterioro de las condiciones laborales es un tremendo error. Se puede luchar y se pueden frenar los ataques. También pone de manifiesto la necesidad de un sindicalismo combativo y democrático que haga frente a los ataques. La impunidad con la que actúan las empresas queda al descubierto, las maniobras se vuelven visibles y el miedo con el que quieren paralizar a los trabajadores pierde su efecto. Así es como se ganan juicios contra las empresas y sus abusos. Así es como conseguimos que en 2009 la empresa tuviera que readmitirme y fuera condenada por represión sindical.
El éxito de la campaña, la repercusión que hemos tenido, que muchos trabajadores en Málaga pregunten por mi caso o que incluso el día del juicio la gente que vino a apoyarme no cupiera en la sala, es fruto de que muchos trabajadores se sienten identificados con la situación de ataques y represión en Serunión. Está habiendo una oleada de despidos y hay cientos de juicios todos los días por esta razón. La campaña ha sido muy útil de cara al juicio y ha tenido efectos evidentes ya que pone de manifiesto que se puede plantar cara ante un atropello empresarial. Muchos trabajadores miran con atención mi caso, como han mirado la huelga indefinida de los basureros de Madrid o a los compañeros de Limasa en Málaga. Aceptar los ataques, pactar EREs, ERTEs, despidos o el deterioro de las condiciones laborales es un tremendo error. Se puede luchar y se pueden frenar los ataques. También pone de manifiesto la necesidad de un sindicalismo combativo y democrático que haga frente a los ataques. La impunidad con la que actúan las empresas queda al descubierto, las maniobras se vuelven visibles y el miedo con el que quieren paralizar a los trabajadores pierde su efecto. Así es como se ganan juicios contra las empresas y sus abusos. Así es como conseguimos que en 2009 la empresa tuviera que readmitirme y fuera condenada por represión sindical.
— El juicio se
ha suspendido temporalmente a petición del juez. ¿Qué es lo que ha pasado
exactamente?
JC.— Pues pasó que el
abogado que defendía que los despidos eran “necesarios estructuralmente” sin
aportar ni un solo dato, cuando llegó al momento de negar que mi despido
hubiera sido por motivos sindicales tuvo verdaderos problemas para elaborar un
discurso que no fuera contradictorio. Según él, la empresa desconocía mi
actividad sindical. Una afirmación totalmente infundada, puesto que es pública
y notoria mi militancia en la izquierda sindical y política de Málaga. Además
el despido se dio pocos días después de que la plantilla se negara a aceptar
los ataques “necesarios estructuralmente”, fruto de la discusión en una
asamblea en la que mi argumentación, como explicaba antes, para dar esa
negativa fue determinante. Para colmo, el abogado admitía que Serunión había
sido condenada ya en 2009 por la justicia a readmitirme e indemnizarme por
represión sindical. Para que os hagáis una idea de los métodos que utiliza
Serunión, el abogado llegó a reconocer que la empresa contrató un detective
privado para seguirme fuera de la empresa.
Pero aún hay más.
La colaboración con la empresa de parte del comité de empresa (mi despido y el
de otro trabajador fue homologado por parte del comité dos meses después de las
extinciones, al firmar un acuerdo de suspensión temporal de contratos) se hizo
tan visible, que el juez paró en seco al representante de Serunión y solicitó
ampliar la demanda contra la presidenta del comité, que utiliza las siglas del
sindicato UGT para su labor proempresarial. Realmente es vergonzoso que en
nombre de un sindicato como UGT se hagan estas cosas. Esta persona estaba
preparada para testificar contra mí, y no es la primera vez. En dos ocasiones
se han presentado testigos contra mi actividad sindical a favor de la empresa
en distintos juicios utilizando las siglas de la UGT, en ambos quedó probada la
represión sindical, y Serunión y sus testigos quedaron en evidencia.
Había varios
compañeros de la UGT en la sala que habían venido a apoyarme. Su indignación
era evidente. Ampliaremos la demanda, por supuesto. Estas personas no defienden
ni a la plantilla, ni a los afiliados de UGT en Serunión, ni los principios más
básicos de este sindicato. Solo defienden a la empresa. Estamos seguros que
contaremos con el apoyo y respaldo de infinidad de compañeros de UGT como hasta
ahora e incluso más. La dirección de este sindicato tendría que tomar cartas en
el asunto inmediatamente para que estos casos no se dieran ni en Serunión ni en
ninguna otra empresa.
El juicio ha quedado
suspendido. Pero seguimos adelante con la campaña y volveremos al nuevo juicio
con más razones aún.
— Un despido de
estas características y por segunda vez es duro personalmente. ¿Cómo te
sientes?
JC.— Sí, es muy duro.
Muchos trabajadores que están en mi misma situación me entenderán
perfectamente. Muchas veces te vienes abajo y te dan ganas de tirar la toalla.
Pero he pensado mucho en esto. Si no defendemos nuestros derechos sindicales y
nuestras condiciones laborales, la situación no va a ser mejor sino todo lo
contrario. Yo podría haberme callado, sí. Pero ¿eso me habría garantizado no
haber sido despedido? La respuesta es no. Si despiden a los trabajadores que
nos organizamos para luchar no es para quedarse ahí, es para atacar a todos los
demás después. Callarse no es garantía de nada. Solo luchando, ganando mi
readmisión es como realmente hay garantías para mí y para el resto de mis
compañeros. Hay que organizarse y hay que luchar. Esto es lo único que evita
despidos. Por eso es muy importante unificar las luchas para que no se queden
en una sola empresa y la unidad de acción de todas las organizaciones
sindicales y de la izquierda con un programa firme en defensa de los
trabajadores.
Y respondiendo a tu
pregunta, me siento arropado. En una situación tan difícil sé que no estoy
solo. No solo por los compañeros de CGT, de la Corriente Marxista El Militante
o del Sindicato de Estudiantes, muchos de los cuales se han volcado en la
campaña como si fueran yo mismo. Siento el respaldo de muchos trabajadores que
ven en el ejemplo de los compañeros que damos la batalla una alternativa
sindical para aplicar en sus empresas. Hemos conseguido implicar en la campaña
a la mayoría de las organizaciones sindicales y políticas. Izquierda Unida en
Málaga ha presentado una moción en el Ayuntamiento contra mi despido y
exigiendo la revisión de todas las concesiones a Serunión en la ciudad. Incluso
el PSOE ha asumido en su dirección provincial una moción por la readmisión.
Me da mucha fuerza también tener claro que lucho por una sociedad mejor, por acabar con el capitalismo que es un sistema totalmente fallido que genera estas situaciones y tener como meta la transformación socialista de la sociedad.
Me da mucha fuerza también tener claro que lucho por una sociedad mejor, por acabar con el capitalismo que es un sistema totalmente fallido que genera estas situaciones y tener como meta la transformación socialista de la sociedad.
— ¿Qué vais a
hacer a partir de ahora?
JC.— Presentar la
ampliación de la demanda y seguir acompañando el proceso judicial con la
campaña sindical y política. Aunque ni las leyes ni el sistema judicial están
hechos para facilitar las cosas a los trabajadores, veo esta campaña cogiendo
fuerza y también veo muchas posibilidades de volver a ganar a la empresa. Por
supuesto existe la posibilidad de perder por una mala decisión judicial.
Ganemos en esta primera instancia o no, seguiremos dando la batalla, en la
calle y en los juzgados.
(Entrevista aparecida en www.elmilitante.net)